lunes, 28 de mayo de 2007

La Thelma de mi vida

Si yo fuera Louise, ella sería mi Thelma y estoy segurísima que no sólo nos cantaría Fito Paez, sino hasta Lenny Kravitz lo haría. Y si ella me pidiera saltar al vacío no lo pensaría dos veces y no sólo la garraría de la mano sino también su pie cochino.

La Thelma de mi vida está loca, si, pero si no lo estuviera no sería mi Thelma y yo no sería su Louise. La huevada es así de simple: Si yo asesinara a alguien, a ella es a quien llamaría para que me ayude a enterrar el cuerpo. Claro que nos cagaríamos de risa tanto que nos demoraríamos el triple del tiempo, pero valdría la pena.

Junto con mi Thelma descubrí muchas cosas de la vida y estoy 100% segura que lo seguiré haciendo.
Fue la primera hermana con la que me emborraché en mi vida. (Nunca me olvidaré esa noche. Fue un six pack y unos cuantos cuba libres calientes. Las chelas fueron en el techo de su edificio en surco, mirando la ciudad iluminada de noche, el ron fue después encerradas en su cuarto. A los cigarros ya los conocíamos y ahí descubrimos que quedaban muy bien juntos, cuantos años teníamos….? 13).
Y así como esta historia podría contar mil más, como la vez que me electrocuté y me quedé jatazo debajo de su cama, o las veces que leíamos antes de jatear, “El bebé de Rosemary” (uno de sus libros preferidos) imitando las voces de los personajes, o las millones de veces que me asustó sin compasión, o las infinitas veces que nos recontra cagamos de la risa (hasta marcar abdominales) por las cojudeces que hablábamos, o la vez que descubrimos hasta donde llegaba el chama (siempre nos bajábamos en el parque kennedy y esa vez llegamos hasta san isidro, fue una aventuraza les digo...éramos unas niñas inocentes pues compañera…aunque usted no lo crea…), o las veces que nos íbamos a jugar taco al bowling de miraflores (en nuestro chamba), o las mil veces que hicimos el famosísimo keke mármol del recetario nicolini y terminamos en una guerra de masa cruda: vainilla vs. chocolate, o las otras veces que sustituimos la masa por gelatina o fideos, o la vez que le quise cortar las puntas del pelo y le trasquilé la mitad de la cabeza (fue la única vez que me odió mal, y me hizo la temible ley del hielo), o las veces que nos mandábamos cartas hechas a mano! (el internet no era nada conocido en esas épocas, mierdaaa), o la inolvidable vez que se cayó de la rueda de chicago (yeah) en chaclacayo y después de estrellarse la espalda con un fierro cayó al piso semi inconciente y boca arriba, por unos segundos pensé que se había muerto, pero al toke abrió los ojos, y para variar, estallamos en risa, o las tantas veces que me enseñó a hacer aritos con el humo del cigarro hasta que lo logré y las veces en que juntas hicimos esos mismo aritos pero con humo de otro cigarrito, o las millones de veces que jugamos backgammon y rápido y las billones de veces que me ganó y me lo refregó en la cara o las veces (auqellas épocas) que le quitábamos billete a su viejo sin que se diera cuenta y con el que nos largábamos al daytona a reventárnoslo en los chachi kars y en el laser quest (…. que será de Andrés..??? que nbueno estaba no hermana? Me acuerdo que en ese juego debías ponerte un nombre o un nick y al final del juego el chico encargado del juego, en este caso el papucho de Andrés, te llamaba por ese nombre frente a todos y te daba tu papelito con tu puntuación, nosotras nos poníamos amorcito y mi amor, obligando al churrin este a llamarnos así y a ponerse rojaaaazo)… ay! son tantos los recuerdos que se me vienen a la cabeza que me sería imposible escribirlos todos, (sólo porque tengo que trabajar, sino lo haría feliz).

La última huevada que hicimos fue hace poco, el día del pisco sour nos bajamos una botella de pisco entre las dos. En mi casa éramos Thelma, Louise y el psico sour, antes de acabarnos toda la botella decidimos salir a bailar un poco para que se nos baje, así que tomamos la wise desition de ir a un huarique de por ahí. Y como ni cagando íbamos a dejar las sobras del gotra, rellenamos una botella de coca cola con lo que quedaba y la metimos en mi cartera (las finas nos dicen).


En el huecucho barranquino sólo pedimos un par de limonadas en toda la noche, oye pero que rendidoras las limonadas habrán pensado lo sapos de por ahí. Y bueno ya no me acuerdo más porque imagínense el estado de las protagonistas…
Las mil veces que recordé todas estas cosas en el contexto y situación que sea, me hizo reír sola como una loca calata, hoy se repite la historia.

Bueno y después de compartir estas intimidades con el mundo entero, puedo terminar diciendo:
Thelma, el camino es largo, agárrame la mano y no me sueltes, everything is going to be all right!

Y Thelma pendeja, no te preocupes que Brad eso todo tuyo!