viernes, 3 de agosto de 2007

encriollar o no encriollar...he ahí el dilema

Hoy apenas abrí el ojo lo primero que pensé fue: Hace cuanto tiempo no me caigo?
Pero hablo de caídas verdaderas, no suelaeadas por exceso de alcohol, ni resbalones de escalera por mal calculo… a causa del exceso del alcohol, me refiero a esas caídas que te das de chibolo, esas que te dejan en el suelo un buen rato, con el coxis adolorido y la rodilla ardiendo.
A ver, la última vez que me caí sobria (las de ebria no valen ya he dicho, aparte son imposibles de recordar con exactitud) fue hace un año o más.
Estaba yendo por la avenida Pedro de Osma en cleta. Iba por la calle auxiliar, esa que aún tiene los rieles del tranvía de hace cuchucientos años (“cuchucientos”, puala! esa palabra no la usaba hace un reculei de tiempo, pero no saben con que naturalidad la he tipeado) bueno, la cosa es que éramos yo y mi bici por las calles barranquinas, era de noche, estaba sola y feliz y a toda velocidad (iba rápido, ya?) la cosa es que en uno de esos cruce calles diviso un par de gringos con intención de cruzar la auxiliar que en esos momentos yo dominaba.
Invadida por la felicidad me dejé llevar por la adrenalina de la velocidad y cometí el error que me llevó a estar cara a cara con la pista segundos después (podría haber cantado cachete con cachete, pechito con pechito y ombligo con ombligo como las huevas).
Admito que se me salió la criollada compañera, la infaltable criollada con la que he nacido y aunque me la quiera quitar no puedo!! Bueno me encriollé (es todo un verbo conjugable han visto?), me encriollé con los gringos y quise pasar primero (Que esperen pe, tsss).
Lo bad fue que el cálculo me falló, y mi reacción vino cuando me di cuenta que los gringos creyendo erróneamente estar aún es su desarrollado país, alucinaron “OU esta chiquitah en baicicol tiene queu parar para queu nousotros pasemous first”, y así sin penmsarla dos veces cruzaron.
Como te explico compañera, que yo por no arrollarlos tuve que hacer una súper maniobra improvisada, doblé el timón con todo hacia la derecha, (osea me quise abrir para no chancarlos pues no?) Lo logic dirás. Bueno, ni mierda con la logic, a la logic le llegó al chopin mi criollada y por joder hizo que la llanta de adelante de mi super dooper cleta se atracara en los rieles del inexistente tranvía, haciendo que el resto de la cleta y todo mi super sooper body siguieran la ruta vertical que había marcado al comienzo de mi super dooper maniobra.
Resultado: una sacada de mierda a las que estaba acostumbrada a los 12 años cuando patinaba en el freeway. Sangre en la rodilla, tierra en la lengua, muñeca doblada y lo peor: un par de gringos recontra amables tratando de ayudarme y con cara de preocupados (OJO no de risa de preocupación!!, los desarrollados les dicen puesssss).

En fin, tirada en plena Pedro de Osma, mi orgullo tercermundista me paró en el acto, cogió la ya no tan super dooper cleta y sin hacer contacto visual con los foráneos, me largó del lugar tan rápido como mi muñeca doblada, mi sangrienta rodilla y mi lengua enterrada me lo permitieron.

Ya rodando nuevamente pero temblando aún, sensaciones de vergüenza y ataques de risa me invadieron, y luego acordándome de los gringos sentí más vergüenza aún, aunque ahora mezclada con intriga. Que habrán pensado los gringos? Seguro se cagaron de risa hasta que llegaron al Jorge Chávez y desde ese día he sido burla y causa de risas y carcajadas en otro continente.
Es más, ¿Seré la protagonista de una historia que es contada una y otra vez bajo el tema de “caídas estúpidas de gente estúpida”? whatever.
Bué y esa fue la última vez que me caí. Ojalá que escribir esto no haga que la siguiente vez que me pase esté “a la vuelta de la esquina”

Refrán: “Si te encriollas con tu peruvian people la pagarás algún día, si te encriollas con un gringo, la pagas en el acto.”